Imagina que estás en una reunion con tus amigos, pides un buen plato fuerte y en realidad has quedado satisfecho, sin embargo, estas triste porque rompiste con tu novio(a) y tus amigos te ordenan un delicioso pastel para levatarte el ánimo, tú en realidad ya estás satisfecho, pero no puedes decir que no a esa deliciosa rebanada, así que la aceptas, al primer bocado en verdad te comienzas a sentir muy bien, pero, ¿Qué pasa si esa sensación de bienestar es tan buena que no puedes detenerte? ¿Alguna vez te has sentido con la capacidad de devorar un pastel completo? Bueno, a esta cadena de emociones y reacciones se le ha denominado hambre emocional, la cual se ha vuelto una verdadera problemática como causante principal del aumento de peso.
Diversos autores han definido el hambre emocional a la acción de comer como respuesta a serie de emociones negativas como ansiedad, depresión, ira y soledad, va en respuesta a una incapacidad de las personas para percibir su estado psicológico, su hambre y la sensación de saciedad.
Son una serie de reacciones cerebrales que se activan al comer en exceso, en realidad sientes que no puedes detenerte por que el consumo de energía de un alimento específico reduce la ansiedad y la incomodidad emocional, prácticamente nos volvemos adictos y es por ello que no puedes parar. Pero el problema no sólo es la adicción sino que los alimentos que se consumen suelen ser ricos en energía, causando así aumento de peso y de grasa corporal.
¿Cómo funciona esta cadena?
El ánimo puede influenciar nuestras elecciones alimenticias y las expectativas que tenemos sobre ciertos alimentos en nuestro organismo, provocando un ciclo repetitivo y continuo en el cual se come en exceso, se gana peso y aumenta la depresión.
En toda esta cadena de reacciones intervienen dos sustancias producidas por nuestro cerebro, la dopamina y serotonina; ambos son neurotransmisores asociados a las sensaciones de placer.
- La dopamina activa los centros de recompensa y placer en el cerebro que curiosamente son los mismos que se activan durante la adicción a una droga, por lo que una persona puede comer de forma repetida un alimento especial con la intención de sentir placer.
- La serotonina regula el ánimo, regula el sueño y el apetito, prácticamente define si estamos felices, tristes, estresados y define la calidad y cantidad del alimento que elijamos. Por lo que al consumir mucha energía, sobre todo a partir de carbohidratos promueve el aumento en la producción de serotonina aliviando la ansiedad y la depresión.
Imagínate en una situación de estrés, te sientes enojado, ansioso y de mal humor; una vez que ha pasado el mal rato, quieres relajarte y “consentirte” así que la serotonina entra en acción y regula tu cerebro para que decidas conseguir un alimento que sabes te hará sentir bien, puede ir desde un alimento sólido dulce o salado hasta una buena taza de café; en esos momentos estás enojado y en lo último que piensas es en la dieta, lo que quieres es comer o beber algo que te haga sentir mejor, así que digamos que eliges un chocolate, uno pequeño, lo pruebas y justo en ese momento incrementa el sentimiento de placer y disminuye la tensión, justo ahí entra la dopamina en el juego aumentando la sensación de recompensa y si no se controla a tiempo te lleva a repetir esta conducta de manera constante, al final provoca que el cerebro anule las señales de hambre y de saciedad, razón por la cual en ocasiones sientes que no puedes detenerte conllevando a la “Gula” y consecuentemente al aumento de peso; de pronto reaccionas, no sabes que pasó, comienza la etapa de culpa y depresión, volviendo a comenzar el ciclo.
Como puedes ver en el ejemplo anterior, al no conocer ni mucho menos controlar nuestras emociones nos puede llevar a vivir una verdadera historia de terror con la comida, por lo que es importante conocernos y estar en contacto con nuestros sentidos y nuestras emociones no dejarnos dominar por ellos, sino más bien nosotros dominarlos a ellos, eso forma parte de lograr un equilibrio en nuestro cuerpo y nuestra mente.
Diversos investigadores y psicólogos utilizan algunos cuestionarios para detectar estos comportamientos alimentarios, la mayoría describen asociaciones entre la alimentación con las sensaciones físicas y emocionales, al encontrar asociaciones positivas, se permite personalizar un tratamiento para el control de estas emociones que están causando un desorden en la alimentación, por lo que estas situaciones tienen solución.
La primera regla del juego es, contrólate, la primera sugerencia de los expertos es intentar un poco de meditación y relajación descubrir la causa de dichas emociones. También puedes acudir a alguna clase de yoga, hacer ejercicio o alguna actividad física que te guste, de manera que liberes endorfinas y a su vez serotonina y dopamina, incluye algunas colaciones como almendras o yogurt, los cuales está comprobado disminuyen la ansiedad ya que contienen triptófano (aminoácido que ayuda a la producción de serotonina)
Por último recuerda acudir con tu nutrióloga de manera que te ayude a incluir alimentos que sean capaces de generar las mismas reacciones en el cerebro sin necesidad de comer demasiado o dañar a nuestro cuerpo.
ANTE TODO MENTE SANA EN CUERPO SANO.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
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TIPO DE PUBLICACIÓN. ARTICULO CIENTIFICO.