¡Estamos de vacaciones! Es la ocasión ideal para probar sabores, texturas y sensaciones nuevas, si además de esto, tienes múltiples beneficios ¡No hay qué esperar! Agrega a tus comidas Aceite de coco ¡mmh simplemenete delicioso! Se le atribuyen cientos de propiedades, pero científicamente ¿Que tan ciertos son sus beneficios? Aquí te lo aclaramos.
¿De dónde viene? El aceite se extrae del núcleo o carnosidad del coco, el cual es recolectado de la palma (cocos nucifera); actualmente se utiliza para la cocción de alimentos, fórmulas infantiles, fórmulas enterales (alimentación por sonda) y parenterales (alimentación intravenosa) éstas para pacientes hospitalizados, asimismo para la elaboración de productos cosméticos y algunos medicamentos antimicóticos, antibacterianos y antivirales, ¿Parece mágico cierto? Pero veamos la razón.
“Composición única”… Es cierto, el aceite de coco está compuesto predominantemente de un grupo especial de moléculas llamadas triglicéridos de cadena media, la mayoría de las grasas contenidas en nuestra dieta están compuestas por triglicéridos de cadena larga, lo que hace al aceite de coco único dentro de las grasas consumidas en una dieta común.
Como el nombre lo indica la diferencia entre estos triglicéridos es la longitud de su cadena química lo cual influye sobre las diversas propiedades que posee, ya que el cuerpo lo procesa y metaboliza de diferente manera.
El aceite de coco contiene aproximadamente 92.1% de ácidos grasos saturados, 6.2% de ácidos grasos monoinsaturados, 1.6% de poliinsaturados, todos los triglicéridos de cadena media que contiene son ácidos grasos saturados por esta razón tiene un alto grado de saturación, haciéndolo resistente al calor con un punto de humo de 182°c, esto significa que se oxida lentamente y es resistente a la rancidez.
¿Bueno para el corazón?... ¡Así es! Estudios realizados el año 2011 por médicos Asiáticos así como Investigaciones realizadas por investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard, en mujeres postmenopáusicas han comprobado que el consumo de aceite de coco incrementa las concentraciones de colesterol HDL (mejor conocido como colesterol de alta densidad o “bueno”), claro está se incrementa el colesterol total, sin embargo, las proporciones son: mayor cantidad de colesterol HDL y menor de colesterol LDL (colesterol de baja densidad o “malo”) éste último tiene una relación directa con el incremento en el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, mientras que el HDL funciona como protector.
En Harvard también compararon el efecto de diversos aceites y su comportamiento con las concentraciones de colesterol, de todos ellos se destacó que el aceite de coco fue el único que se asoció con un incremento en el colesterol HDL, convirtiéndolo en un alimento cardioprotector al mejorar los perfiles de lípidos en las personas estudiadas.
Análisis realizados en las islas del pacífico, dónde el aceite de coco se consume con mayor frecuencia en zonas rurales observaron que la incidencia de enfermedades cardiovasculares es mucho menor a comparación de las poblaciones urbanas dónde normalmente la población es más consciente sobre el consumo de grasas y su relación con enfermedades crónicas.
¿Poderoso Antioxidante?… ¡Así es! Un estudio en el 2015, del Instituto de Bioquímica en la Universidad de Malasya, estudió con ratones sometidos a actividad física y estrés evaluó el efecto antioxidante y antiestrés del aceite virgen de coco al administrarles 10ml/kg del mismo, encontrando que los triglicéridos de cadena media contenidos en dicho aceite tenía la capacidad de disminuir la peroxidación lipídica (generador de sustancias oxidantes en el cuerpo) y en cambio incrementaba la producción de la enzima superóxido dismutasa, agente antioxidante natural del cuerpo, se cree con la ayuda tanto de los triglicéridos de cadena media como los polifenoles contenidos en el aceite, le proporcionan este efecto antioxidante.
¿Se digiere más fácil que el aceite común?… ¡Así es! Como se mencionó previamente el aceite de coco contiene triglicéridos de cadena media y la mayoría de las grasas contenidas en nuestra dieta ya sea a partir de aceites vegetales o grasas animales, provienen a partir de triglicéridos de cadena larga, lo que implica que la composición del aceite de coco es más pequeña y más fácil de digerir ya que al ser absorbidos se transportan directamente a nuestro hígado como una gran fuente de energía, convirtiéndolo en un combustible mucho más eficaz que la misma glucosa (la fuente de energía habitual de nuestro cuerpo).
Lo anterior indica que el aceite al ser absorbido directamente al hígado no pasa por el torrente sanguíneo como los triglicéridos de cadena larga, razón por la que hay menos probabilidad que éste tipo de grasas se adhieran a las paredes arteriales y generen alteraciones en el corazón. Hasta ahora el aceite de coco se ha recomendado como una buena fuente de energía ya que es de fácil digestión y mejoran el estado nutricional por lo cual se incluye en las fórmulas lácteas para bebes así como para las fórmulas en pacientes hospitalizados.
¿Incrementa el metabolismo?... ¡Así es! Cuando el aceite de coco produce energía, genera reacciones metabólicas en el organismo para generar calor, dicho efecto se llama termogénesis, estas reacciones provocan que el cuerpo requiera una cantidad de energía mayor para poder metabolizar en este caso al aceite de coco, lo que se traduce en un incremento del metabolismo y por consecuencia un incremento en el consumo de energía, ésta energía el cuerpo puede obtenerla a partir de las reservas de nuestro cuerpo como lo es la grasa, razón por la cual se le atribuyen propiedades “quemadoras de grasa” recuerden que la grasa no se quema, sino que se gasta en forma de energía; por lo que el aceite de coco al promover que se consuma más energía de la que se almacena en forma de grasa, se dice el aceite de coco posee un efecto estimulante para bajar de peso.
Un estudio publicado en el Journal Europeo de Nutrición Clínica en 2014, analizó el efecto de los triglicéridos de cadena media, contenidos en el aceite de coco, con los comportamientos hormonales que influyen sobre las señales del apetito en hombres adultos con sobrepeso; se estudiaron a dos grupos: A uno se le proporcionó la mezcla de triglicéridos de cadena media y a otro se le proporcionó una mezcla con triglicéridos de cadena larga (presentes en la mayoría de nuestros alimentos). Evaluaron el efecto de dos hormonas, leptina y ghrelina.
La leptina es una hormona producida en nuestro cuerpo por los adipocitos (células de grasa), dicha hormona le indica a nuestro cerebro la sensación de saciedad. Mientras que la ghrelina es una hormona producida en el estómago y se encarga de la señalización de hambre en nuestro cuerpo.
El resultado final fue:
Con una carga de 10ml de aceite con triglicéridos de cadena media, más un almuerzo que se les proporcionó a los participantes una hora después del consumo del aceite, se detectó un incremento en la leptina a comparación del otro grupo, mientras que se notaron reducciones en las concentraciones de ghrelina, por lo que el consumo de alimentos fue menor en las comidas posteriores durante los días del estudio. Por lo que se sugiere que el uso de triglicéridos de cadena media puede disparar la liberación de señales de saciedad de una manera más efectiva que con los triglicéridos de cadena larga, además de que denotaron una disminución en la glucosa y los triglicéridos de las personas en estudio.
El estudio aclara que dichos efectos son causados por la cadena metabólica de los triglicéridos de cadena media, en la cual como se mencionó, incrementan la termogénesis alimentaria la cual se relaciona con un incremento en la saciedad.
¿Antimicrobiano?... ¡Así es! Bruce Fife, en el 2013, ha reportado que los triglicéridos de cadena media y sus derivados como los monoglicéridos tienen propiedades antibacterianas, antimicóticas y antivirales. El aceite de coco al ser rico en este tipo de triglicéridos posee asimismo dichas propiedades
¿Cómo funciona? Cuándo consumimos los triglicéridos de cadena media, éstos en el organismo se rompen en moléculas más sencillas (ácidos grasos y monoglicéridos) en el caso del aceite de coco contiene ácido láurico, un mono glicérido el cual tiene la capacidad de matar e inactivar a los microorganismos causantes de enfermedades en el cuerpo. Ésta es la importancia y otra de las razones por la cual los triglicéridos de cadena media se incluyen en las fórmulas pediátricas y en las fórmulas de alimentación por sonda en los hospitales, ya que funcionan como protectores contra algunas infecciones.
¿Su consumo mejora la calidad de vida?… Diversos estudios realizados en pacientes con VIH y Cáncer han demostrado que el consumo habitual de aceite de coco es efectivo para mejorar el sistema inmune e inhibe los agentes carcinogénicos en el colon y mamas; por otra parte se denotó un incremento en la calidad de vida de los pacientes con dichas enfermedades y una mejor tolerancia a los tratamientos, los cuales suelen ser un poco agresivos debido a los diversos efectos secundarios.
Se realizó un estudio publicado en la revista Lipids in Health and Disease en el 2014, donde participaron mujeres entre 31 y 37 años con diagnóstico de cáncer de mama en estadios III y IV, todas bajo tratamiento de quimioterapia durante 6 ciclos. Se les proporcionó 10ml de aceite virgen de coco dos veces al día y se evaluó la calidad de vida, se compararon los resultados con otro grupo de mujeres en mismas condiciones pero que se les proporcionó otro tipo de aceite. Las mujeres que consumieron aceite de coco reportaron una significativa disminución en síntomas comunes como fatiga, pérdida de apetito y dificultad para dormir. El estudio atribuye que el consumo del aceite virgen de coco ayudó al incremento de los niveles de energía en las mujeres y de igual forma mejoró significativamente su función física y su apetito.
Está comprobado que las personas que consumen una adecuada cantidad de energía y nutrimentos durante un tratamiento como la quimioterapia tolera mucho mejor los tratamientos y presenta una menor cantidad de síntomas secundarios al mismo.
Conclusiones de la Nutrióloga... El aceite de coco si bien no es un remedio mágico para curar todos nuestros males, sí es un excelente alimento que nos ayuda a prevenir muchas enfermedades, su consumo es recomendable por los diversos beneficios que aporta adoptándolo como parte de nuestra dieta cotidiana, una cucharada de aceite para cocinar todos los días contribuye a la prevención de diversas afecciones tanto cardiovasculares, inflamatorias, oxidantes e inclusive infecciosas.
Los estudios son contundentes respecto a su uso para disminuir las concentraciones de glucosa, triglicéridos, incremento en el colesterol HDL y claro para la estimulación del gasto de energía corporal. Recuerda que el aceite de coco lo podemos incluir como parte de nuestra dieta balanceada, más no esperemos milagros del tipo “ayuda a bajar de peso por sí mismo”, recuerda que después de todo no deja de ser una grasa la cual aporta 9Kcal/g, es decir posee una gran cantidad de energía en una porción muy pequeña.
Recuerda que la mejor manera de lograr un cambio a nivel corporal es mejorando nuestros hábitos de alimentación, variando la dieta, equilibrando nuestras porciones y cambiando nuestro estilo de vida de manera general, si requieres de una orientación profesional no dudes en acudir con tu nutrióloga.
Referencias bibliográficas
- Bruce Fife. Health Properties of Coconut Oil. Agro Food Industry High-Tech. 2013; 24-3:4-7.
- Feranil B. Alan. Coconut oil predicts a beneficial lipid profile in pre-menopausal women in the Philippines. Asia Pac J Clin Nutr. 2011; 20-2:190–5.
- Keong Y. Swee y Cols. Antistress and Antioxidant Effects of Virgin Coconut Oil in vivo. Experimental and Therapeutic Medicine. 2015; 9:39-42
- Soo L Kim y Cols. The effects of virgin coconut oil (VCO) as supplementation on quality of life (QOL) among breast cancer patients. Lipids in Health and Disease. 2014; 13:139
- St-Onge y cols. Impact of medium and long chain triglycerides consumption on appetite and food intake in overweight men. Eur J Clin Nutr. 2014; 68-10: 1134–40.
Tipo de publicación: Artículo científico
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